¿Y cómo sigue motivado, después de tanto tiempo, a seguir esquiando con este grado de compromiso? Una cosa es hacerlo como extraescolar, como pasaba al principio (“el crío tiene que hacer algo, los fines de semana”). Pues se ve que de muchas maneras: disciplina, ambición, competitividad… y la sensación de estar en la montaña, claro. “Esquiar, mientras pueda, siempre estará en mi vida. El simple hecho de estar en contacto con la nieve ya lo es todo.” Caray. Yo también quiero hablar así de las farolas de Barcelona.

La nieve me lleva a dos palabras que pueden parecer alarmantes y apocalípticas, pero oye, es lo que nos ha tocado vivir: cambio climático. Qué haremos, Marc, con el futuro del esquí. A mí me preocupa, pero él lo ve algo mejor que yo. “Es un tema complicado.” Hombre, si lo es. “El esquí de montaña está derivando hacia pruebas más bien cortas, pero hoy por hoy no nos afecta.” Bien. Quizás este es el gran problema. A menudo no es hasta que ya no podemos vivir como antes que buscamos soluciones para volver a lo que ya no podemos recuperar.

Pero se pueden hacer tantas cosas para aplazar este momento… Adoptando nuevos hábitos en la alimentación, por ejemplo, más verdes y menos azucarados pero más sanos, también. Esto hace Marc con los pouches de Salssa: “los uso muy habitualmente para entrenar.” ¿Por qué? Porque “entrenamos muchas horas al día. Tengo compañeros que se alimentan únicamente de geles, que al final son azúcares y más azúcares. Y además” - añade -, “están muy buenos. Nos regalas las orejas, chico (y nos encanta).